Ticos intentarán salvar ranas cultivándolas en un laboratorio

Como reacción a la muerte masiva de ranas y salamandras en todo el mundo a causa de un hongo que se les pega a la piel y los asfixia, científicos nacionales proponen como medida de emergencia local la creación de un laboratorio especial para cultivar estos animales fuera de su hábitat natural.

La idea es vanguardista y a la vez arriesgada. Sin embargo, no es nueva, pues forma parte de una iniciativa mundial denominada Arca de Anfibios que pretende asegurar la supervivencia de más de 1.000 especies de estos animales.

“El cultivo ex situ de anfibios es la única salida que tenemos ante su declive sin precedentes. Quizá no estamos tan bien preparados como deberíamos, pero es urgente actuar”, dijo a La Nación Andrew Cunnigham, patólogo veterinario del Instituto de la Sociedad Zoológica de Londres, Inglaterra.

“Las enfermedades no respetan áreas protegidas y los anfibios mueren dentro y fuera de los parques nacionales. Por eso hay que cambiar la estrategia de conservación de anfibios. Si esperamos más, puede ser demasiado tarde. La de los anfibios puede ser la extinción masiva más grande después de los dinosaurios”, añadió ayer el británico en una conferencia en la Universidad Nacional (UNA).


Según Federico Bolaños, científico de la Universidad de Costa Rica (UCR), en el país hay registradas 188 especies de anfibios. De estas, hay tres que se consideran extintas –como la rana dorada– y 22 más que corren peligro crítico de desaparecer. Además, hay 15 especies muy vulnerables.

Vivero tico. El proyecto nacional es liderado por científicos de la UCR y de la UNA, que proponen construir en el Fundazoo de Santa Ana una “incubadora de anfibios”, un sitio limpio y seguro para ellos, lejos del hongo que ha acabado con el 33% de las especies del mundo.

Allí no habrá manipulación genética ni intromisión humana, aclaró el veterinario Mario Baldi, de la UNA. Lo que se haría en este centro es imitar las condiciones ambientales de humedad y temperatura en las que viven normalmente las ranas y salamandras, y reproducirlas artificialmente con la intención de que estos animales se sientan “como en su casa” y se reproduzcan por su cuenta.

“Cada especie tiene sus propias condiciones y, por eso, primero hay que conocer bien su ciclo de vida, para poder imitarlo”, agregó.

Según los científicos, el sitio albergará al menos a 25 de las especies de anfibios nacionales en mayor peligro, entre las que se encuentran las conocidas arlequín ( Atelopus varius ), el sapito ( Craugastor andi ) y la Isthmohyla calypsa , especie que se caracteriza por tener manchas de color café con verde brillante metálico.

“No se escogen los anfibios más lindos, sino los que están en mayor riesgo. Se seleccionan las especies que por mandato internacional hay que salvar de la extinción”, comentó Jorge Rodríguez, de la Unión Mundial para la Naturaleza.

“Las especies en mayor riesgo son las que tienen una fase acuática en su ciclo de vida, las que viven en altitudes muy altas y las que tienen poca fecundidad”, recalcó Cunnigham.
El diseño arquitectónico del vivero está listo, fue desarrollado por estudiantes de la UCR, pero los ¢130 millones para construirlo aún deben conseguirse.

La directora de Fundazoo, Yolanda Matamoros, manifestó que el sitio incluirá un centro para exhibir los anfibios al público.

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